Los frecuentes viajes en el tiempo han dejado su marca en Adam: Su rostro está desfigurado por la exposición repetida a la radiación, pero su alma también está marcada. Adam parece no tener ninguna simpatía.
Lo que sí tiene, sin embargo, es una mente muy aguda. Como líder de Sic Mundus, está luchando para controlar el tiempo. Para él, es como una partida de ajedrez. Su principal oponente es Claudia Tiedemann y la gente que le rodea son como sus peones. Los manipula despiadadamente, amigos y enemigos por igual.