La voz y el comportamiento de Noah irradian una confianza tranquila. Es un hombre enigmático: En la década de 1950, se desempeña como pastor de Winden y se le conoce con el nombre de Hanno Tauber. En 1986, visita a Mikkel Nielsen en el hospital con túnicas religiosas, pero curiosamente no ha envejecido en absoluto.
Niño muerto
Noah no es un hombre de Dios. Persigue con determinación sus planes y no tolerará ninguna oposición. Es responsable de la muerte de Mads Nielsen, Erik Obendorf y Yasin Friese. Junto con su secuaz Helge Doppler, secuestró a los niños y los utilizó para probar su prototipo de máquina del tiempo en el búnker en 1986.
Los experimentos fallan, matando a los niños desaparecidos en el proceso. Noah despeja las dudas de Helge, diciéndole que sólo ellos pueden salvar al mundo del mal. Las muertes son sacrificios desafortunados pero necesarios. Noah y Helge también secuestran a Jonas Kahnwald y lo encierran en el búnker subterráneo, pero se escapa al futuro a través de una grieta en el tiempo.
Un nuevo aliado
En 2019, Noah consigue reclutar a Bartosz Tiedemann para su causa, afirmando que está en el lado bueno de una batalla para controlar los viajes en el tiempo. Según Noah, la abuela de Bartosz, Claudia Tiedemann, está en el lado oscuro y el Desconocido no es más que una pieza de ajedrez que está usando para su propio beneficio. ¿Dónde encaja Bartosz en el panorama más amplio?