Tiene un ojo azul y otro marrón, pero eso no es lo único que hace extraordinaria a Claudia Tiedemann. Incluso de niña, destaca en la escuela. Sus padres, Egon y Doris, esperan que vaya a estudiar a la universidad. Unos 30 años después, en 1986, Claudia Tiedemann se convierte en la primera mujer a cargo de una central nuclear. Como mujer de carrera y madre soltera, Claudia tiene poco tiempo para los asuntos sentimentales. Ella es impaciente y estricta tanto con su anciano padre como con su tímida hija Regina.
Claudia no ha sido vista en Winden por años para cuando llegue el 2019. Se ha convertido en una viajera del tiempo, viajando sin descanso de una década a otra. Claudia es la mayor adversaria de Noah, Adam y el culto a Sic Mundus, pero el Extraño parece ser su aliado.
Al mismo tiempo, ella es una anciana que parece estar llena de arrepentimientos por todo lo que ha descuidado en su vida, particularmente sus relaciones. ¿Es buena o mala? El Extraño dice: "Al final se convirtió exactamente en lo que intentaba combatir".
El Cadaver
Claudia llega justo después de que el cuerpo de Mads Nielsen se materialice en el búnker en noviembre de 2019. Convence a Peter Doppler y Tronte Nielsen para que dejen el cuerpo en el bosque donde la policía lo encontrará. Dice que quiere cambiar el curso de la historia y evitar que Mads y los otros niños mueran. Como prueba, les da a Tronte y a Peter su cuaderno de cuero, pero algunas páginas están arrancadas.
La máquina del tiempo
Claudia hace que el relojero le construya una máquina del tiempo, pero él no es consciente de lo que está haciendo. Ella le trae planos para un dispositivo en 1953, pero tarda 30 años en completarlo.
Incidente nuclear
En su primer día como directora de la central nuclear, Claudia Tiedemann descubre que hubo un accidente en el verano de 1986, que posteriormente fue encubierto. Quiere hacer pública la información, pero su predecesor Bernd Doppler la convence de que se mantenga callada.
Bernd muestra a Claudia una entrada a las cuevas de Winden en el sitio de la planta. Encuentra incontables barriles amarillos llenos de residuos atómicos y un caniche. El perro se parece exactamente a Gretchen, la perra de Claudia que se escapó en 1953, y parece reconocerla. Se lleva al caniche con ella.
Poco después, un joven viene a su oficina. Acaba de llegar a Winden y está buscando trabajo. Claudia lo contrata para un trabajo confidencial: Ella le pide que cierre la cueva con los barriles amarillos.